11 dic 2012

Argentina, Ley de la Música: ¿un paso adelante o más burocracia?

Con encendidos textos oficialistas como parte de los fundamentos, los diputados Eric Calcagno, Mayra Mendoza, Andrés Larroque, Eduardo de Pedro, Leonardo Grosso, Horacio Pietragalla Corti, María Luz Alonso, Marcos Clerici, Anabel Fernández Sagasti y Marcelo Santillán elevaron a la presidencia de la Cámara baja un proyecto de ley -erróneamente llamada por algunos «Ley de la música», a secas- que el cuerpo terminó aprobando en los últimos días de octubre. Pasado a revisión en el Senado, terminó por sancionarse definitivamente hace pocos días, mientras una serie de músicos hacía un festival en un escenario montado en las escalinatas del Congreso.

Así, desde hace poco más de una semana existe esa ley que crea el Instituto Nacional de la Música, impulsada y elaborada por varias agrupaciones de músicos, con la Federación de músicos Independientes de la República Argentina (Fami) y la Unión de Músicos Independientes (Umi) como principales promotores. El encabezamiento de la flamante norma dice que su objetivo es fomentar la actividad musical en general y la nacional en particular. Y desde allí, crea un organismo que guarda unas cuantas similitudes con el Instituto del Cine (Incaa), aunque en este caso, sus autoridades y su conformación tienen una participación más federal (a partir de la presencia de representantes de las diferentes regiones del país), y a la vez un sistema mucho más complejo de elección de autoridades.

El apoyo se producirá a través de vales, equivalentes a horas de estudio, pago por la fabricación de discos, difusión, pago por la impresión de programas o portadas, etc. El instituto se organizará con representaciones complejas con la intención de federalizar su conducción. Al mismo tiempo, la ley propone las conformaciones de un Centro Cultural y Social, un Centro de Subsidios y Créditos, un Centro de Formación Integral del Músico, un Registro Único de Músicos y Agrupaciones Nacionales, y la creación de sedes provinciales y de una Fonoteca Nacional (que, curiosamente, ya existe desde hace décadas en el seno de la misma Secretaría de Cultura de la que dependerá el INAMU).

En cuanto al financiamiento, el naciente Instituto se solventará con el dinero que recibirá de acuerdo con lo estipulado en la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual -en su artículo 97, inciso g-, que consideró destinar 2% de su recaudación para este organismo musical, más allá de otros recursos que pueda generar por la venta de productos artísticos, realización de festivales, donaciones, etc. Por último, la ley de creación del INAMU dice que no podrá usar para su administración más que 20 % de sus ingresos -de lo cual deberá derivar el 40% a las sedes regionales-, y que deberá utilizar no menos del 50% en subsidios nacionales (el texto completo está en http://www.ncn.com.ar/notas/12936-ley-de-musica-texto-completo-del-dictamen.html.)

Puestos a recabar opiniones, se descubren dos cosas. La primera, que varios de los músicos -sobre todo algunos muy conocidos- que firmaron su apoyo a la ley, prefirieron abstenerse de opinar con una frase que podría resumirse con «me parece bien en general pero no la conozco en detalle; tendría que analizarla para poder responder». La otra, es que hay muchos -productores grandes o pequeños, disqueros, teatreros, e inclusive músicos- que no se sintieron parte del debate, que dicen apoyar en lo esencial pero que protestan en off por algunos puntos y que, otra vez, prefieren excusarse de hablar públicamente.

Este diario planteó a distintas personas ligadas al tema un pequeño cuestionario común sobre las bondades o no de la ley, las posibilidades de aplicación, los cuestionamientos posibles, etc. He aquí una síntesis de las opiniones recogidas:

José Luis Castiñeira de Dios(músico, Director Nacional de Artes)

Yo no la consideraría una Ley de la Música sino una ley destinada a promover la actividad de los músicos, especialmente de aquellos definidos como independientes. Así quedan afuera todos quienes integran organismos estables, públicos o privados. En mi opinión, el aporte fundamental es haber logrado una financiación por la Ley de Comunicación Audiovisual. También encuentro positiva la voluntad de representación federal, aunque queda un largo camino por recorrer. Me parece sorprendente que el Poder Legislativo cree un Instituto en el ámbito de la Secretaria de Cultura de la Presidencia de la Nación y no incluya ni un representante propio. Tampoco me parece pertinente mezclar la creación, la interpretación, la producción y la difusión con la formación, más cuando se define como «autogestionada». Así se legitima un error conceptual por parte del Estado al financiar dos sistemas paralelos e independientes de formación artística. No creo demasiado en el tema de los vales, que justamente es el centro de la diferencia entre lo que se aprobó y otro proyecto que habían presentado instituciones como SADAIC, AADI, CAPIF, el SADEM más algunos productores. Yo siempre fui un gran entusiasta sobre la necesidad de la creación de un Instituto para la música, con relativa autonomía y participación de las instituciones vinculadas a la actividad aunque bajo la conducción del área de cultura, con un Consejo de las Artes como sucede por ejemplo en Gran Bretaña. Oportunamente, intentamos un plan estratégico con Jorge Telerman en la ciudad de Buenos Aires, que tiene que ver con el modo en que se administran las políticas culturales en Brasil. Porque, si no, se corre el riesgo de ir recortando funciones a las instituciones del poder político y, así, ir tercerizando las decisiones. Respecto de la creación de la Fonoteca, les señalé la superposición a los redactores de la ley. Les dije que existía, que funcionaba en el Instituto de Musicología y que se complementa con un área de la Biblioteca Nacional. Evidentemente, no se ha tomado en cuenta.

Javier Tenembaum (productor discográfico, responsable del sello Los Años Luz)

La ley me parece básicamente corta, incompleta. No entiendo que se la llame ley de la música. Veo como positiva la creación del Instituto, siempre y cuando logre funcionar bien; y es un aporte la idea de lo colectivo. En cuanto al contenido general, no se entiende bien cuál es el concepto, hay muy poca claridad y no cubre las expectativas de todos los músicos. Del mismo modo, es complejísimo el sistema de conformación del organismo de ejecución. No sé cuánto tiempo se precisará para poner a andar este sistema y honestamente, repito, lo veo muy complejo y poco claro.

Diego Boris (músico, responsable de la Unión de Músicos Independientes, fuerte impulsor de la norma)

Esto es el producto del trabajo colectivo de muchísimos músicos y referentes de la actividad musical. A mi criterio, sus aportes fundamentales son que crea una herramienta específica para el fomento, como es el Instituto, que respeta el federalismo cultural, que incentiva la organización de los propios músicos, que estimula la producción, difusión y circulación de la música en vivo y que crea un circuito social para acercar la música a los sectores más postergados. Quizá no cubra, como ninguna ley, las expectativas de todos, pero seguramente que sí de quienes valoran la libertad artística. En cuanto a la conformación del organismo de ejecución, que a primera vista puede parecer complejo, pensamos que si la reglamentación logra precisar un poco más conformación de la Asamblea Federal y del Comité representativo, no tendremos problemas. Lo bueno es que todos quienes participen tienen que querer estar pero, en caso de no querer hacerlo, su ausencia no se convierte en una traba para el funcionamiento. Si todo va como hasta ahora, a mediados de 2013 el Instituto debería estar trabajando con sus seis sedes regionales.

Lito Vitale (músico)

La creación del INAMU es algo fundamental y servirá como plataforma para que los músicos, especialmente los independientes, puedan realizar sus producciones y para ordenar la difusión de la música argentina en los medios y en los espacios de presentaciones en vivo. Hay comentarios respecto de que la ley no apoya a la música en general sino sólo a la argentina, y la verdad es que me parece muy bien, más allá de algunos intercambios que puedan hacerse. Pensemos que hay radios, por ejemplo, donde directamente está prohibido pasar música argentina o cantada en castellano. Honestamente, aplaudo a Diego Boris, a Cristian Aldana y a otros que asumieron el compromiso, que le pusieron el cuerpo y el tiempo, más allá del apoyo de muchos músicos. Mi viejo Donvi participó activamente en varios puntos y estaría feliz por la aprobación de la ley. Confío en que se manejará de la mejor manera, que está en buenas manos. Esto cuenta con el apoyo de la familia Vitale completa y de todos los músicos argentinos.

Alejandro Varela (productor discográfico, creador y responsable del sello S-Music)

La ley en si, no es buena ni mala. Mucho va a tener que ver con su implementación y con como se termine conformando el directorio y el estatuto del INAMU. Creo que el pecado original es no haber realmente convocado a todos los protagonistas del sector y por eso termina quedándose a mitad de camino. Es un prejuicio horroroso creer que si no sos músico, tus intereses no son culturales, sino sólo económicos. Los circuitos estables y la mejora de la difusión de la música, son, para mí, los dos temas claves que están considerados en la ley, pero que lamentablemente no queda claro como se van a promover o por lo menos parece insuficiente lo que se plantea. Ahora viene el verdadero desafío de reglamentarla como corresponde y de que los responsables de esto sean lo mas pluralistas posible.

Fuente: Ambito

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