5 ene 2011

Datos sociales abiertos: para conocernos mejor

Está claro que no es algo que preocupe a las marcas principales en la web social, pero el caso es que si dejaran que analizásemos grandes conjuntos de datos anónimos en Facebook o Twitter podríamos extraer interesantes conclusiones sobre cuestiones sociales clave para el autoconocimiento de la humanidad.

Me planteaba hace unos días investigando sobre innovación social si la cuestión no debería abordarse como lo hacemos con los Open data, el movimiento de liberación de datos antes privados de las administraciones para que todos/as podamos investigar con ellos. Exigir que Facebook, Twitter, Tuenti, entraran a formar parte de ese movimiento o que las administraciones públicas, como responsables de la puesta a disposición del ciudadano de datos de servicio público se lo exigieran, podrían ser cosas posibles.

Son muchos los signos de los buenos ojos con que la ciencia social actual mira a las redes sociales y las oportunidades de monitorización que inauguran. Conocemos ya, en este sentido, las tímidas incursiones de Twitter o algunas aplicaciones del Twitterverso en el mundo de la denominada “minería”, de la visualización de datos, con los análisis de sentimientos incluso como sustitutos de antiguas encuestas de opinión. Recordar, en este sentido, la relación de las redes sociales con las leyes de la física, con patrones que parecen desprenderse del caos y repetirse entre ambas ciencias (recomiendo una revisión posterior de Bursts (ráfagas) para profundizar este aspecto).


Datos la venta.

Nueva muestra de todo ello es el estudio que publican desde Facebook, What’s on your mind?, en el que desvelan los resultados de su análisis de texto de 1 millón de mensajes anónimos.

No es el objetivo de este artículo profundizar en la interpretación del estudio pero algunos datos, como los siguientes, resultan curiosos y nos ofrecen una primera fotografía interesante de la sociedad que habitamos:

Se desprende del mismo, por ejemplo, que la gente joven expresa más sentimientos negativos, jura más que los mayores, envía mensajes en general más cortos (los mayores utilizan más preposiciones y artículos) y habla más de sí misma. Los temas preferidos de los mayores son deportes y música.

No parece demasiado adecuada una aproximación ególatra a las redes sociales, cuando la gente más popular es la que más habla de otra gente, de tv, de películas. Tampoco hace popular hablar sobre trabajo, sobre hábitos cotidianos como dormir, comer, etc… ni formular pensamientos.

Es frecuente, finalmente, entre los menos populares, utilizar tiempos verbales pasados, ser más emocionales.

Las emociones, en general, dependen también del momento del día, con las mañanas en general, para todo el mundo, más positivas que las tardes o las noches. Tampoco demasiado sorprendentemente y también en un sentido general, es frecuente observar el fenómeno de homofilia (tendencia a unirnos a gente parecida) en las redes sociales, con similar utilización de temas, vocabulario y formas de expresión.
Las palabras en la parte superior de la columna izquierda aparecen más en los perfiles de la gente más mayor, los de la derecha en los de la gente más popular.

Son datos interesantes, aunque a menudo sesgados por la interpretación de la compañía, así que más allá de la anécdota el tema está en si deberíamos exigir la liberación de este tipo de datos para usos públicos, dada la importancia que podría tener el trabajo de los mismos por parte de investigadores independientes. No es una cuestión fácil y tampoco, com he leido en algunos casos, deseable por un Zuckerberg alardeando en teoría de artífice de la sociedad de la transparencia pero comportándose en la práctica más en mercader que en promotor del interés social de lo que muchos/as aportamos a su compañía.


Contenido completo en dreig.eu/caparazon

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