3 jul 2010

Amenazas en Facebook

No es justo considerar peligrosas las modernas tecnologías, sino que su uso debe ser supervisado siempre por los adultos.

El papel preponderante que desempeñan hoy las redes sociales en la sociedad globalizada crece cada vez más en importancia, incluso si no se participa de ellas activamente. Están aquí y son una realidad que se impone con gran fuerza y, por ello mismo, es necesario prestarles mucha atención.

Las convocatorias multitudinarias, por las causas más diversas -por ejemplo, oponerse mundialmente a los terroristas de las FARC, hacer un llamado a la solidaridad para pedir donantes de sangre, o llamar a alumnos o a empleados a realizar una "rateada" colectiva-, las tienen como protagonistas casi exclusivas y, por supuesto, de acuerdo con el tema así es su repercusión en la sociedad. Pero hay un aspecto muy delicado, su utilización frecuente para promover algún tipo de discriminación, que es el que más ha sido comentado y objetado recientemente.

En mayo último, trascendió en nuestro país por los medios de comunicación el caso de una víctima, una niña de 10 años, a la que un grupo de compañeros de colegio convirtió en el blanco de un ataque en un espacio creado en Facebook, con insultos y agresiones dirigidos a su persona, además de mensajes de texto en el mismo estilo.

Esta situación, en realidad, puso sobre el tapete muchos otros casos parecidos, de ataques con contenidos xenófobos, racistas o simplemente agraviantes, que se han vuelto desgraciadamente bastante habituales en las redes. Tan fuerte ha sido su influencia en algunos casos, que, en otras latitudes, ha llevado al suicidio a quienes han sido agraviados.

El hecho mencionado más arriba y las distintas denuncias recibidas por el Instituto Nacional contra la Discriminación (INADI) sobre otros hechos de discriminación, que van en aumento, decidieron a las autoridades de este organismo a crear el Observatorio de la Discriminación en Internet, como una forma de dar respuesta a esos casos. El presidente del Inadi, Claudio Morgado, explicó, desde una columna de opinión publicada en este diario, en qué consiste la iniciativa del instituto a su cargo: "Lejos de significar un intento de regulación de los contenidos que circulan por la Red, tiene como objetivo que todos podamos expresarnos libremente en Internet sin sufrir agresiones por nuestra raza, religión, nacionalidad, ideología, opinión política o gremial, sexo, posición económica, condición social o aspecto físico".

Sin embargo, han sido muchas las voces que también se han manifestado en contra de esta iniciativa y de otras parecidas con el razonamiento de que pueden "coartar" la libertad y el espíritu democrático que caracterizarían al ciberespacio. Para numerosos usuarios, entre los que se cuentan expertos y educadores, la objeción es porque esto supone no comprender cómo son estos nuevos medios. Y su respuesta es: que se entienda primero qué significa el potencial de Internet y que, en consecuencia, se lo enseñe a usar adecuada y provechosamente.

Son tan atendibles unas posiciones como las otras. Por ello, es muy importante que sean los adultos (los padres, en primer lugar, pero también los educadores y todos aquellos que están en relación con los niños y adolescentes) los que comiencen a tomar seriamente la responsabilidad de entender todas las potencialidades de Internet sin, al mismo tiempo, dejar de tener en cuenta todos sus riesgos. Conocer la Red, aprender a usarla, compartir con los jóvenes la navegación, seleccionar juntos los contenidos, informarse sobre las herramientas técnicas que ayudarán a controlar y hasta filtrar (si es necesario) contenidos no aptos para menores, denunciar algún contenido ilegal, son todas conductas que deben procurar seguir los que son responsables, es decir, los mayores.

Las nuevas tecnologías no han hecho más que brindar hasta ahora ventajas para manejar nuevos conocimientos o encontrar distintas soluciones a muchos problemas. No sería justo entonces que se las considerara "peligrosas" en sí mismas, pero su uso sí puede serlo si no hay una supervisión de los adultos. Y aun los adultos mismos pueden aprender mucho si siguen los consejos que la propia Red da para un uso responsable de las tecnologías de la comunicación y de la información (TIC) en distintas direcciones electrónicas.

Fuente: La Nación

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