18 sept 2013

La inteligencia aplicada a la protección de infraestructuras

Miguel Iribarren, Director de Sistemas de Seguridad de Indra

El desarrollo sistemático y generalizado de aplicaciones y sistemas para la protección de infraestructuras podemos decir que surge con especial fuerza a principios del siglo XXI, sobre todo a raíz de los atentados de 11 de septiembre en Nueva York y de los posteriores en Madrid, Londres, Bombay, y otros de diversa consideración hasta nuestros días, que han servido para evidenciar la existencia de un terrorismo global.

Obviamente, el valor a defender con estos Sistemas para la Protección de Infraestructuras es el de la seguridad y, por supuesto, en primer término, la vida humana, pero no se escapa a nadie que también subyace un importante componente de protección de intereses económicos y de recursos que permiten el desarrollo de la actividad económica y social.

No obstante, una vez implantados y generalizados, estos sistemas de protección de infraestructuras en sus distintas vertientes técnicas, así como en los diferentes ámbitos de la actividad económica, surge un nuevo vector a tener en consideración, la dotación de inteligencia a la información, que se proporciona desde estos sistemas de protección y que, en sí misma analizada, no aporta ningún dato.

El hecho de poder correlacionarla y combinarla entre sí nos dará un nuevo prisma de actuación: la anticipación.

Con la implantación de herramientas y de sistemas de protección de infraestructuras, podemos percibir lo que está sucediendo en cada momento y se puede detectar un ataque, pero solamente cuando éste ya se está produciendo y no con antelación.

Si conjuntamente con estos sistemas de detección se implanta un sistema de inteligencia, conseguiremos anticiparnos a la posible agresión y poner los medios antes de que ésta ocurra, evitando la pérdida de vidas humanas y de los daños en las infraestructuras, que podrían suponer grandes catástrofes a nivel ecológico (ataques a refinerías, oleoductos o gaseoductos), a nivel de abastecimiento (ataques a estaciones eléctricas o gasísticas) o a escala de instituciones (ataques a edificios de administraciones públicas o privadas), además del daño económico que existirá en todos los casos.

La inteligencia aplicada a los sistemas de detección y de protección permite estudiar comportamientos que por sí solos no tienen por qué ser una amenaza, pero que, enlazados con otros, sí lo son. Al identificarlos y crear patrones de conducta, nos permite adelantarnos a los posibles ataques y reducir al máximo, si no evitar, los daños materiales y humanos.

Contenido completo en fuente original Red Seguridad

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