2 abr 2010

La crisis pone al fraude corporativo en la vidriera

Las épocas de crisis económicas son contextos proclives para que los casos de fraude salgan a la luz, dejando al descubierto el funcionamiento de redes que pueden provocar daños económicos y reputacionales irreversibles, tanto a empresas como a particulares.

En este marco, la Asociación de Contadores Públicos de Estados Unidos (AICPA, por sus siglas en inglés), sostiene que en la coyuntura actual pueden darse pérdidas inesperadas y situaciones de iliquidez y el uso de métodos subjetivos de valuación para evitar los daños podría ocultar situaciones de fraude.

Uno de los ejemplos paradigmáticos de esta problemática lo constituye el caso
Madoff, acaso el fraude financiero más grande de la historia.

Pero la crisis no sólo le juega en contra al fraude financiero. En este contexto de contracción económica, las empresas también ponen en evidencia su vulnerabilidad a esta problemática. La aplicación de ajustes internos y una mayor rigurosidad en los gastos las hacen más susceptibles a la aparición de prácticas de fraude interno, que pueden atentar contra la integridad económica y reputacional de la compañía.

Madoff y Stanford: la suma de pequeñas señales que nadie quiso ver

Desde diciembre último, Madoff y Stanford revolucionaron el mundo de las finanzas con sus estafas de 50.000 millones de dólares y 9.200 millones de dólares respectivamente. Ambas compañías pusieron a la luz pública sus esquemas fraudulentos ante la crisis de liquidez de los mercados mundiales.

Estas estafas no son más que una sucesión de fraudes contable, bursátil y connivencia. De acuerdo al consenso profesional en materia de auditoría, para la existencia de fraude debe darse alguna de las tres condiciones básicas. Primero, la gerencia o sus empleados están bajo presión o perciben incentivos por resultados; segundo, la ausencia de controles o la habilidad de la gerencia para sobrepasar los controles y cometer fraude; y tercero, la capacidad de los responsables de cometer racionalmente fraude. En las estafas de Madoff y Stanford todos estos elementos estuvieron presentes.

¿Podrían haber sido evitadas? La respuesta es afirmativa. Todas estas señales podrían haberse advertido de haber existido un marco regulatorio más consistente y una participación de la autoridad de control más comprometida.



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