21 oct 2008

Investigan más de 100 denuncias por robo de cuentas bancarias

La organización operaba desde la Argentina. Los delincuentes vaciaron cuentas de Suiza, EE.UU y España por más de siete millones de dólares.

Jueces y fiscales de EE.UU., Suiza, y la Argentina investigan más de 100 denuncias contra una banda internacional de estafadores acusada de haber robado más de siete millones de dólares a empresarios y deportistas argentinos que tenían dinero depositado en bancos extranjeros.

Esa organización delictiva operaba desde la Argentina y vació las cuentas que los ahorristas poseían en bancos de Suiza, los Estados Unidos y España, según informaron fuentes judiciales.

La intervención de la justicia de los EE.UU. y de Suiza se produjo cuando los damnificados decidieron demandar a los bancos. Hasta el momento, en la causa que investiga el fiscal federal a cargo Guillermo Marijuán hubo 30 imputados por los robos y al menos 50 damnificados, según publica el diario La Nación en su edición de hoy.

Pero en otra fiscalía federal habrían recibido consultas por otros 50 robos contra argentinos que tenían dinero en bancos suizos.

La investigación
Un empresario chileno, dueño de un shopping en Santiago (que se había escapado de ese país en 1998, a pesar de tener seis pedidos de captura en su contra por presunta responsabilidad en una estafa por u$s600.000 contra una financiera), y un empresario argentino, que tenía un auto de Turismo Competición en su quinta de tres manzanas en Derqui, Pilar, fueron señalados por la Justicia argentina como los presuntos cabecillas de la banda, de acuerdo al matutino.

Los sospechosos investigados por el fiscal Marijuán fueron identificados por fuentes judiciales, como Luis Miguel Casado Córdova, chileno, y Marcelo Pizzini, argentino.

La Justicia argentina pidió a Chile la extradición para poder juzgar a Casado Córdova en el país. El resto de la banda estaba formada, entre otros, por un agente de la Secretaría de Inteligencia de Estado (SIDE), traductores, un comisario y dos suboficiales de la Policía Federal y cuatro empleados de empresas telefónicas.

Fuentes de la investigación indicaron al matutino que la maniobra consistía en revisar la correspondencia enviada por bancos extranjeros a ahorristas radicados en la Argentina.

Los autores del fraude fijaban su atención en los resúmenes de cuentas. Luego, encargaban a empleados de empresas de telefonía que localizaran e intervinieran las líneas telefónicas de los dueños de esas cuentas.

En el siguiente paso de la estafa, los delincuentes se dedicaban a grabar y escuchar las conversaciones de sus víctimas. Así, obtenían la información del oficial de cuenta que supervisaba los movimientos del cliente argentino.

La SIDE tiene una división específica -Observaciones Judiciales- que realiza escuchas telefónicas por pedido de la Justicia.

Con esos datos, los estafadores desviaban las llamadas a un celular, a través del cual se comunicaban con el ejecutivo de cuentas. Haciéndose pasar por el verdadero dueño de la cuenta, solicitaban una transferencia de fondos.

En esta etapa de la maniobra, parte de los integrantes de la banda imitaban la voz de los propietarios de las cuentas.

Luego de completados los requisitos de seguridad de los bancos, enviaban un fax con la firma falsificada y una fotocopia del pasaporte del titular. Los documentos eran obtenidos ilegalmente por policías federales que revistaban en la división dedicada a su emisión.

Mientras los estafadores vaciaban las cuentas y transferían el dinero a bancos de Chile, Perú y los Estados Unidos, los dueños de las cuentas en la Argentina sólo advertían que la línea de teléfono de su casa u oficina estaba sin tono.

Según los investigadores, luego de una serie de triangulaciones, los fondos robados fueron cobrados en el país por los estafadores, que utilizaron a un grupo de empresas para simular ventas que nunca se hacían y, así, obtener el dinero, según publica La Nación.

Pizzini y Casado Córdova aparecían como supuestos cabecillas. Del resto de la organización, los policías aportaban los originales de los legajos de antecedentes de los ahorristas elegidos como víctimas; los empleados de las empresas de telefonía cobraban u$s200 por cada línea y un grupo de traductores se encargaban de escribir las solicitudes de transferencias y de hablar con los oficiales de cuentas de los bancos en Suiza y en los EE.UU.

Fuente: http://www.identidadrobada.com/site/index.php?idSeccion=19&idNota=2020

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