21 ago 2016

Blockchain: ¿revolución del dinero digital?

Un inesperado posible rival para SWIFT

El sistema financiero internacional invierte mucho dinero en realizar transferencias internacionales entre entidades. Es normal, estamos hablando de un asunto muy delicado: mucho dinero en circulación donde la seguridad debe ser un asunto crítico y no puede haber fallos.

El modelo más común para realizar estas transferencias es SWIFT, que es una organización que tiene una red internacional entre bancos para el envío de mensajes seguros y estandarizados en los que se realizan las transferencias económicas. El crecimiento de este sistema es brutal, teniendo tasas de un 10% en 2014. Estamos ante un negocio muy importante. SWIFT no es más que un sistema basado en la confianza. Confiamos en los bancos para que nadie dé más dinero del que tiene, para que los números no se inflen mágicamente, para que el dinero llegue a su destino... Sí, hay leyes y regulaciones, pero todo es lo mismo: fiarnos de que humanos hagan bien su trabajo.

Si ahora mismo una persona quiere hacer una transferencia de España a EEUU iría a su banco, que haría la operación en SWIFT y el cambio de divisa se haría en Forex, el mercado más líquido del mundo.
Si dicho banco quisiera hacer esa operación en blockchain el banco de origen necesitaría comprar Bitcoins en España y el banco destino vender Bitcoins en EEUU. Por tanto se necesitaría suficiente mercado de compraventa para que hubiera liquidez en todo momento.
Las criptomonedas se basan en la confianza en criptografía y algoritmos correctos, no en personas y bancos

La idea detrás de las criptomonedas

Las criptomonedas basadas en el blockchain (cómo funciona) o en cadenas de bloques trasladan esa confianza a algo distinto, a la criptografía y la matemática. Así, resuelven el problema con dos soluciones: por un lado, la cadena de bloques en sí y por otro, las pruebas de trabajo.
El primer problema a resolver es, como comentábamos antes, evitar que nadie dé más dinero del que tiene. Y como no tenemos bancos que nos digan que eso no ocurre, necesitamos tener algo similar a un historial para verificarlo.

Lo que hacemos entonces es darnos cuenta de que algo que parece una tontería pero que cambia el enfoque del problema: tu dinero no sale de la nada. Tú tienes dinero porque alguien te ha dado dinero, esto es, porque ha habido antes una transferencia a tu nombre.
La cadena de bloques actúa de historial público de transacciones, y permite saber si alguien tiene suficiente dinero o no
Así, una transferencia que entra en el blockchain no sólo tiene los datos de emisor, receptor y cantidad: también tiene referencias a las transferencias que ha recibido el emisor y que usa para demostrar que tiene dinero suficiente para enviar.

El otro problema a resolver es que no aparezca dinero de la nada. Supongamos que un usuario con no muy buenas intenciones genera dos transferencias a dos cuentas distintas usando las mismas entradas, esto es, usando el mismo dinero dos veces. ¿Cómo evitan las criptomonedas esta solución?

De nuevo, se usa la cadena de bloques. Cuando un nodo recibe una transferencia para meter en un bloque (podrías ser tú desde tu ordenador o alguien con un servidor especializado), verifica que sea correcta antes de meterla. Para ello sólo tiene que recorrer la cadena de bloques hacia atrás buscando las transferencias de entrada y comprobando que no se han usado ya. Una vez que estén verificadas, se firma el bloque con varias transferencias, se le pone un sello de tiempo y se "añade a la cadena" transmitiéndolo al resto de nodos. Si estáis interesados en la parte técnica de este proceso, lo vimos en un artículo anterior sobre Bitcoin.
Una posibilidad es que el usuario malvado envíe dos transferencias a dos nodos distintos, y que las verifiquen a la vez. Aquí entrarían el resto de nodos de la red: cuando reciban los dos bloques, descartarán uno de ellos por tener una transferencia con entradas ya usadas. Por lo tanto, una de las dos ramas será abandonada, y una de las transferencias enviadas se invalidará.
Las pruebas de trabajo tienen como objetivo dar tiempo al resto de nodos a verificar las transacciones
El otro problema vendría si el usuario controla un nodo y es capaz de generar los suficientes bloques como para que las transferencias inválidas pasen desapercibidas. Ahí entran en juego las llamadas pruebas de trabajo o de participación, que fuerzan a los nodos a invertir tiempo para verificar un bloque, tiempo suficiente como para permitir al resto de la red verificar la cadena de bloques.

En el caso de Bitcoin, hay que encontrar un número al que aplicando una cierta operación (un hash del número junto con los datos del bloque) dé un número menor que un margen predeterminado. Lo importante es saber que, de media, se tardará unos 10 minutos en encontrar ese valor y poder verificar así el bloque y que el resto de la red lo acepte.

Otras monedas, como PeerCoin o BlackCoin, usan el modelo de pruebas de participación: el objetivo depende de la antiguedad del dinero que tengas y/o de la cantidad de monedas que tenga. La idea es desincentivar el uso de hardware dedicado para minar monedas sin quitar el tiempo obligatorio para verificar.

Bloques encadenados y pruebas de trabajo: los ingredientes para las criptomonedas

Los conceptos fundamentales para las criptomonedas son la cadena de bloques, el historial público de transacciones; y las pruebas de trabajo para desincentivar nodos maliciosos. Bitcoin puede que no triunfe, pero las ideas que tiene detrás tienen mucho potencial.

Al final, la idea del blockchain es una base sobre la que después se pueden hacer modificaciones que afecten a la economía real de la moneda: se puede dar más autoridad a ciertos controladores (en Peercoin, por ejemplo, el desarrollador va marcando bloques fijos que se toman como válidos por todos los nodos), o quizás modificar la forma de verificar los nodos para incentivar unos comportamientos u otros, como hace Reddcoin para fomentar el movimiento de dinero.

Por supuesto, el anonimato no es una idea inherente al blockchain. De hecho, es importante poder identifcar unívocamente a cada usuario. Que ese identificador esté vinculado a una persona real (como si fuese una cuenta bancaria) o no es independiente. Es perfectamente posible que se cree una criptomoneda en la que una entidad central pueda asignar a cada identificador una cara, nombre y apellidos, lo que facilitaría su adopción por parte de bancos y organizaciones gubernamentales.

En definitiva, la tecnología que ha traído Bitcoin puede abrir un nuevo mundo en las transacciones financieras. Nuevas monedas, sin control centralizado, confiables por su matemática, abiertas a todos y con la posibilidad de ser modificadas para cambiar su economía. De momento son sólo una opción minoritaria, pero tienen el potencial para cambiar muchas cosas.

Fuentes: Xataka

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