13 nov 2012

Buscan sentar jurisprudencia en casos de Cyberbullying

A partir de lo ocurrido con una chica de 13 años de Burzaco, elevarán un proyecto de ley para sancionar el acoso cibernético. La joven era "extorsionada" con fotos que llegaron a publicarse hasta en España.

Ciberbullying: el concepto suena complicado y lejano. Se presenta como un término foráneo, externo a nuestra realidad. Pero desde hace unos años la denominación inglesa ya dejó de ser ajena a nuestro país. En Argentina los casos de Cyberbulling (acoso cibernético) son una realidad y se multiplican, en especial, entre niños y adolescentes. El último ejemplo conocido fue el de una chica de 13 años, de la localidad de Burzaco. De acuerdo a lo comentado por los abogados de la adolescente, el calvario comenzó cuando "ella envió una foto en pose provocativa a un amigo, que asiste a su mismo colegio". El chico junto a otro menor -ambos de 15 años, rugbiers e integrantes del Club San Albano- le habrían demandando que se desnudase frente a una cámara a cambio de no distribuir aquella imagen, publicarla en Internet o mostrársela a su padre. Las fotografías, que la chica se habría sacado bajo amenaza, recorrieron en pocos minutos la Web, se replicaron y expandieron por el ámbito en el que ella se mueve y aún más lejos: poblaron las redes sociales. Los alcances de las imágenes fueron imparables, al igual que el daño y hostigamiento que recibió la menor, que hoy está bajo tratamiento psicológico.

Por el hecho, la familia -que prefirió no hacer declaraciones- inició una causa penal contra los dos jóvenes, por el delito de extorsión. "Buscamos que exista una sanción. Si bien son menores e inimputables, con 15 años ya tienen discernimiento sobre sus acciones. Sabían que estaban haciendo un daño", explicó Hugo Felicetti, abogado de la familia querellante y conjuez de la Suprema Corte de Justicia bonaerense. Para graficar el grado de lesión que producen los acosos cibernéticos, el letrado comparó el caso de la chica de Burzaco con el de Amanda Todd, una joven canadiense que se suicidó tras tres años de asedio en la escuela y en Internet.

La vida online de la vecina de Burzaco se convirtió en un padecimiento. Su identidad pasó a limitarse a unas fotos. Y la red fue el medio para continuar con agresiones que empezaron cara a cara en la escuela y en el barrio. Recibió insultos, fue el centro de cargadas constantes y se la hostigó en foros de Internet y en redes sociales. Pero eso no fue todo. El acoso cibernético rompió las fronteras y llegó a España, donde se utilizó su imagen para un juego on line.

"Nuestra legislación es carente en este tipo de circunstancias. Todos los delitos de índole informático no están correctamente legislados en nuestros códigos", lamentó Guillermo Bernard, otro de los abogados de la familia querellante. Su colega, Felicetti, coincidió: "Difamar a una persona trae un perjuicio irreparable. Sin embargo, no está regulado. Avanzan más los medios de comunicación, la ciencia, la informática que lo que está legislado". En función de esa ausencia y a consecuencia de la causa que están llevando adelante, los abogados elevarán un proyecto de ley, junto con otros letrados del Colegio de Abogados de Lomas de Zamora, para tipificar, prevenir y sancionar los casos de Cyberbullying.

Fotos trucadas, difusión anónima de rumores, intimidades e insultos, bromas crueles y golpizas filmadas que luego son subidas a la Web o mensajes de texto a través de celulares y correos electrónicos intimidatorios son algunas de las variantes de esa forma de violencia y a veces extrema crueldad cada vez más extendida entre los chicos.

Revelación de intimidades, fotos trucadas o golpizas filmadas, difusión de rumores e insultos, bromas pesadas, amenazas y mensajes intimidatorios que son publicados en Internet o enviados a través de mensajes de textos o correos electrónicos son las distintas alternativas en las que se puede ejercer este tipo de violencia. Se trata de nuevas formas de agresión que encuentran en las nuevas tecnologías un efecto multiplicador. Provocan una separación nula entre la vida on line y la off line. Y se convierten en una pesadilla para sus víctimas, que sufren de un acoso perpetuo, durante las 24 horas, los 365 días del año.

Fuente: Clarin

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