3 nov 2011

España investiga cinco denuncias al mes por casos de ‘ciberbullying’

Los patios de los centros educativos eran espacios limitados donde adolescentes y menos adolescentes correteaban durante los treinta minutos de recreo. Allí volaba la imaginación, los piques entre iguales, y hasta se prodigaban las mil y una formas de acoso entre chavales. «Hoy el patio del colegio ha saltado a la red de Internet y las situaciones que antes se resolvían en el patio, ahora se dirimen en la red». El inspector, jefe del grupo de Delitos Tecnológicos, cuyo nombre no se muestra por razones de seguridad, atiende cada mes una media de cinco denuncias de por problemas de ciberacoso, la mayoría son de adolescentes.

Las formas de ejercer este asedio contra el enemigo son variadas. Todo suele surgir cuando un conocido de la víctima se hace con la clave de su correo electrónico y comienza a remitir a conocidos bulos agrediendo la intimidad de los destinatarios, o bien directamente a través de las redes sociales o el ‘messenger’ suplantando la identidad del afectado. A partir de ahí, se monta el lío y por lo general bastante gordo.

La Policía Nacional se ha llegado a encontrar con una chica a la que sus supuestas ‘compañeras’ de clase la solían esperar en la puerta de su domicilio para lincharla, después de todos los bulos que supuestamente estaba difundiendo por Internet y dirigidos a otras adolescentes. El autor de los hechos era un ex de la menor, quien fue identificado por los agentes de este grupo policial y posteriormente puesto a disposición judicial. La denunciante estuvo sumida en una profunda depresión, sus padres comenzaron a sospechar cuando ya ni siquiera salía de su habitación. La labor policial fue determinante para deshilvanar todo el hilo de este caso de acoso.

«Por lo general siempre se suelen resolver estas investigaciones de forma satisfactoria. Detrás de estos casos no nos encontramos delincuentes habituales, sino personas con edades comprendidas entre los 15 y 23 años, sin antecedentes, del entorno de la víctima que suelen actuar sin medir bien la repercusión de su fechoría», apunta el jefe del grupo de Delitos Tecnológicos. La Asociación para el Progreso de las Comunicaciones, APC, una asociación sin ánimo de lucro creada en 1990 para promover el acceso libre y responsable a Internet, asegura que el 80% de las víctimas del ciberacoso son mujeres.

La mayoría de casos de ciberacoso detectados se presentan tras una ruptura sentimental. Se suplanta la personalidad de la menor y el ex o el amigo del ex, generalmente son varones, comienzan a vejar a la víctima, cuelgan fotos embarazosas de ella o lanzan mentiras dañinas hacia terceros que supuestamente proceden de la damnificada. «Los celos y las rupturas de pareja suelen impulsar este tipo de acciones, sobre todo, cuando previamente han existido episodios de agresividad». No busquen delincuentes ni personas de clase social baja o adolescentes marcados por la conflictividad.
Detrás de estos episodios suelen estar menores que cursan estudios de Secundaria o Bachillerato, inconscientes de la repercusión jurídica que puede tener este tipo de acciones.

Los últimos estudios aportan datos preocupantes. En España, el Estudio sobre hábitos de seguridad en el uso de las TIC por niños y adolescentes y confianza de sus padres, del Observatorio de la Seguridad de la Información de Inteco, elaborado a partir de encuestas a menores entre 10 y 16 años y a sus padres o tutores, muestra como un 5,9% de los chicos afirma haber sido víctima de ciberacoso, mientras que un 2,9% mantiene haber actuado como acosador.

El ciberacoso, como tal, no está tipificado en elCódigoPenal, aunque su ejercicio sí delinque contra numerosos artículos, el principal, el derecho a la intimidad y el honor de las personas recogido en la Constitución española, el ordenamiento jurídico de mayor rango. Además de atentar contra esta norma lo puede hacer contra el artículo 456 del Código Penal que versa sobre la acusación falsa, con una pena de prisión de seis meses a dos años; contra el artículo 22 por actuar con alevosía, es decir, utilizando medios que sabe que causarán daño de forma directa; contra el artículo 197 del CódigoPenal que castiga con prisión de uno a cuatro años a quienes alteren datos, suplantando la identidad de otro. No son todos los posibles delitos hay un amplio listado donde entrarían las amenazas, calumnias, apología del delito, contra el derecho a la propia imagen, la intimidad, el honor o la integridad moral, entre otros.

Dificultades para investigar
«Muchas veces nos cuesta mucho trabajo actuar porque debemos sopesar bien la gravedad de la fechoría y la repercusión que puede tener la investigación, al entrar en un terreno resbaladizo con sus propios derechos fundamentales», apunta el jefe del grupo de Hurtos de la Policía Nacional en Granada.

Después debe tenerse en cuenta otro aspecto más, los efectos psicológicos del ciberacoso. Según el psicólogo Iñaki Piñuel, unos de los efectos más característicos es el cambio que la situación de psicoterror puede operar en la personalidad de las víctimas. Se han descrito tres patrones básicos de cambios permanentes en la personalidad, como consecuencia de una situación de acoso, que presentan las siguientes características: la resignación o aislamiento social voluntario, predominio de rasgos obsesivos o actitud hostil y suspicacia, sentimiento crónico de nerviosismo, hipersensibilidad con respecto a las injusticias. Y por último, predominio de rasgos depresivos: sentimientos de indefensión, incapacidad para disfrutar y sentir placer, desesperanza aprendida.

Los responsables policiales del grupo de Delitos Tecnológicos suelen visitar los centros educativos de Granada para ofrecer charlas a los escolares y los padres del alumnado en aras de prevenir situaciones de ciberacoso que cada vez se dan con más frecuencia. La última realizada en un colegio del distrito Beiro, aglutinó a 300 adultos. «Les aconsejamos que vigilen las amistades de sus hijos por Internet, ya que al 80% de sus amigos no los conocen, son virtuales; que el ordenador esté situado en una zona frecuentada de la casa y que recurran a los filtros de Google para evitar la visita a sitios web no deseados».El 70% de los delitos informáticos atendidos por la Policía son causa de estafas económicas.

Fuente: Ideal

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