21 oct 2010

Las huellas psicológicas y motivaciones del delincuente sexual

Por María Laura Quiñones Urquiza

Luego de un ataque sexual, las víctimas experimentan traumas psíquicos irreparables, entre otras emociones negativas, aparecen el miedo, el sentimiento de humillación e incluso el terror. Pero éste, no es siempre el propósito que alberga la mente del delincuente sexual, que utiliza la agresión sexual como modo de expresión de otro tipo de sentimientos ante frustraciones y/o estímulos precursores estresantes. Quizás la adquisición de un patrón de conducta sexual temprana y/o sexualización de conductas no sexuales, llevan a un sujeto a no poder adquirir diques inhibitorios entre otras cuestiones, como por ejemplo, el haber sintetizado el sexo y la violencia durante el tránsito adolescente, ambas cuestiones fundamentales a resolver en esta etapa a fin de establecer relaciones adultas con el sexo opuesto y resignificar la sexualidad.

Estos antecedentes pueden constituir un modelo de relación con los demás, aún si el contacto social no presenta en principio un alcance negativo, mostrando una apariencia standard de “sujeto respetable” y adaptado socialmente, sorprendiendo a todos al momento de revelarse la identidad de un agresor que nunca aparentó, ni dio lugar a sospechas de tener tales apetencias, corriéndosele así lo que Harvey Cleckey llamó “la máscara de la cordura”.

El rol de la víctima para el victimario es la de sujeto, objeto o medio para conseguir algo, en este caso, una satisfacción emocional. Para comprender esto, es necesario depurar las conductas correspondientes al modus operandi o método para la ejecución del delito, de aquellas conductas que desprendidas de la interacción víctima-victimario, solo son necesarias para cumplir la fantasía del agresor, y que, por el principio de intercambio de Lockard, deja como impronta en la escena, el cuerpo o la psique de su victima.

La prolijidad en el modus operandi, es más efectiva en aquellos delincuentes que los perfiladores consideramos organizados, vale decir aquellos cuya conducta desviada provendría de una base psicopática y no de una base psicótica o trastorno emocional grave.

Contenido completo en el Blog de María Laura Quiñones Urquiza

Suscríbete a nuestro Boletín

0 Comments:

Publicar un comentario

Gracias por dejar un comentario en Segu-Info.

Gracias por comentar!