23 oct 2008

El auge en España de pornografía infantil por Internet exige una ciberpolicía potente

La operación policial contra la pornografía infantil en Internet que culminó ayer con la detención de 121 personas en toda España no sólo es destacable por el número de detenidos. Es una prueba del uso creciente de Internet para la comisión de uno de los delitos socialmente más repugnantes. De las 1.200 personas arrestadas por esta actividad delictiva en los últimos cinco años, medio millar lo han sido a lo largo de 2008.

Llama la atención, aunque no sea sorprendente, que los 121 detenidos sean de todas las edades, entre ellos cuatro jóvenes de 17 años, y de la más diversa condición social y profesional: antiguos docentes, estudiantes, informáticos, funcionarios y parados. Se da también la circunstancia, verdaderamente repulsiva pero no sorprendente en este tipo de delitos, de que dos de los detenidos utilizaban a dos sobrinos menores de 10 años para elaborar el material pornográfico intervenido. Y como viene siendo habitual en la lucha contra la pornografía infantil en Internet, ha sido la colaboración internacional, en este caso la de Brasil, la que ha puesto a la policía española sobre la pista de los domicilios desde donde se distribuían los ficheros de contenido pedófilo.

La pornografía infantil en Internet, que en España conoce un alarmante auge, combina la psicopatía de individuos dispuestos incluso a grabar y comercializar sus abusos, con la demanda de tales productos por personas que se consideran con derecho a satisfacer todos sus deseos. Y para hacer frente a esa combinación delictiva se han barajado desde mayores penas hasta la censura. Las penas actuales contra la pederastia y la delincuencia sexual en general no son leves -una media de 10 a 14 años de prisión-, pero, en todo caso, hay un compromiso del Gobierno y del Parlamento para endurecerlas tras la muerte de la pequeña Mari Luz en Huelva. La censura en Internet desnaturalizaría un medio cuya principal virtud es la accesibilidad global e instantánea a toda clase de contenidos.

La respuesta más eficaz a la ciberpederastia, como a los delitos en la Red en general, pasa por una ciberpolicía cada vez más potente y especializada. La Brigada policial de Investigación Tecnológica ha sido capaz en este caso de detectar, rastrear y localizar a los pederastas en su guarida. Ahora hace falta que las pruebas sean contundentes y que los detenidos respondan ante la justicia.

Fuente: http://www.elpais.com/articulo/opinion/Ciberpederastia/elpepiopi/20081002elpepiopi_2/Tes

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