17 feb 2009

Los menores ignoran su grado de desprotección en Internet

Pertenecer a una red social implica tener un perfil más o menos público donde hacer un diario sobre estados de ánimo, viajes, amigos... y completarlo con fotos, vídeos y comentarios. La estructura de información que esto genera alcanza una magnitud de la que no todos los usuarios son conscientes: El 43% tiene configurado su perfil de forma que todo el mundo puede verlo. Estas sociedades cibernéticas han enganchado ya a casi la mitad de los internautas en España. Facebook, Tuenti, MySpace y compañía se han convertido en las redes sociales más demandada por sus casi ocho millones de usuarios para compartir o subir fotos (el 71% utiliza esta aplicación), enviar mensajes privados (62%), comentar fotos de amigos (55%) y cotillear (46%).

Los riesgos a los que están expuestos los usuarios de las redes, el 70% menores de 35 años, han sido recogidos en un estudio elaborado por la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) y el Instituto Nacional de Tecnologías de la Comunicación (INTECO), dependiente del Ministerio de Industria. Ambas organizaciones han querido alertar sobre los peligros en relación a la privacidad de datos personales y seguridad de la información en redes sociales y ofrecer algunas recomendaciones para todos los implicados.

"El 37% de los usuarios tiene más de 50 contactos, pero ¿cuánta gente tiene más de 50 amigos?" Enrique Martínez, director de Inteco, explica esto en relación al crecimiento exponencial de las redes, cuyos adeptos en todo el mundo aumentaron un 21% entre 2007 y 2008 hasta alcanzar los 272 millones. El control de tal número de usuarios es muy complicado, sobre todo porque dos de las redes de más éxito en España, Facebook y Tuenti, no llegan a los tres años desde su creación, y menos aún desde que realmente han comenzado a implantarse de forma masiva. Aún así, Artemi Rallo, director de la AEPD, resaltó durante la presentación del estudio que ya les ha llegado la primera denuncia por suplantación de personalidad en una red social, uno de los riesgos a los que pueden enfrentarse los usuarios. Este problema, afirmó Rallo, puede ser menos importante cuando se trata de personas famosas, pero se agrava en el entorno escolar.

Darse de baja también puede complicarse: "Así como el acceso es ciertamente fácil", apuntó Rallo, "la suspensión de la cuenta puede plantear confusión porque a veces puede no implicar la eliminación de toda la información del usuario".

Los menores de edad son los usuarios más activos de las redes. Y también los más vulnerables. Aunque el 77% tiene un perfil público, el 59% no sabe hasta qué punto lo es. Además, por ley, los menores de 14 años no pueden dar ninguna información y no existe ninguna forma en la Red para controlar efectivamente la edad de los usuarios.

La propiedad intelectual es también un asunto comprometido. En la mayoría de las redes, el contrato que se establece incluye la adquisición de los derechos de lo que en ella se publique, pero lo complicado y poco probable es que los usuarios lean este contrato: "A mí, que soy licenciado en Derecho, me llevaría unas tres horas leer el contrato detenidamente; al usuario medio de una red imagínese", dijo Rallo. Por esto ayer se instó a las redes a cambiar estas fórmulas de contrato por otras con un mensaje más comprensible y en el idioma correspondiente, ya que a veces sólo está disponible en inglés.

En el estudio se recomienda un mayor control de los datos personales, que en muchos casos quedan indexados en los buscadores por lo que son accesibles al total de los internautas. Defendieron también un cambio en las configuraciones de los perfiles, que en muchos casos se encuentran por defecto en el nivel de mayor publicidad.

La principal fuente de financiación de las redes sociales es la publicidad, que supone el 86% de sus ingresos. Éste es otro problema, porque en la mayoría de los casos la publicidad está demasiado contextualizada, y eso se debe a que el sistema indaga en el perfil del usuario para conocer sus gustos y preferencias a través de cookies.

El objetivo del estudio es evitar los posibles delitos como suplantación de personalidad, ciberacoso o introducción de virus, y alertar a los usuarios, directivos de las redes sociales, etcétera, sobre estos riesgos y las necesidades de adaptarse a los cambios sociales dentro de la Red.

Fuente: El Pais

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