23 jul 2014

Batalla por la privacidad

Por María Gabriela Ensinck | Para LA NACION

En Trascendence, identidad virtual, su más reciente película, Johnny Deep interpreta a un especialista en inteligencia artificial que hace un backup de su mente en una computadora..., que tras su muerte cobrará existencia autónoma y ubicua.

Sin entrar en la ciencia ficción, cada día, nuestros pensamientos, preferencias y emociones se ven reflejados en miles de posteos, fotos tageadas, tuits, likes, correos electrónicos y búsquedas online. Muchas veces no somos nosotros, sino nuestros amigos, contactos o seguidores y sus amigos, contactos y seguidores quienes suben y replican toda esa información, que circula fuera de nuestro control en la nube.

El sueño de una Internet de las cosas, en la que el televisor, la heladera y hasta la ropa que usamos estén interconectados y nos solucionen temas domésticos, como qué cocinar, o nos recomienden ofertas para comprar online, se está volviendo realidad y pesadilla.

"Hoy somos 6500 millones de habitantes, con 6500 millones de equipos conectados. En 2020 seremos 8000 millones de personas con 150 mil millones de cosas conectadas, y habrá 57 bytes de información por cada grano de arena en el mundo", profetiza Jim Reavis, especialista en Seguridad y Privacidad online y cofundador de la ONG Alianza para la Seguridad en la Nube (CSA, por sus siglas en inglés).

Con una Web cada vez más móvil y ubicua, mantener la privacidad de los datos personales se ha vuelto una utopía. Y la sensación de estar siendo espiado se convirtió en certeza, sobre todo después de que el ex técnico de la Agencia de Seguridad Nacional estadounidense (NSA) Edward Snowden revelara, en junio de 2013, cómo el gobierno de su país sigue el rastro de mandatarios, empresas e individuos a través de la Web.

El costo de la privacidad

Acceder a información y los servicios en Internet parece gratis, pero no lo es. A cambio de este beneficio, los usuarios entregan gran cantidad de información sobre sus necesidades, hábitos e intereses, lo que alimenta un bombardeo publicitario segmentado con cada búsqueda o mensaje online.

Hasta el momento, el modelo de negocios de Internet ha funcionado de esta manera, pero "en el futuro es probable que convivan varios esquemas, y muchos usuarios preferirán pagar para navegar en la Web a cambio de que sus datos no sean recolectados", dice Brendon Lynch, jefe oficial de privacidad de Microsoft.

Los consumidores están cada vez más preocupados por su privacidad online, según surge del informe Privacy Index, elaborado por la compañía tecnológica EMC, para el que encuestó a 15.000 usuarios de Internet en 15 países. Según este estudio, sólo un 27% de las personas está dispuesto a ceder cierto grado de privacidad a cambio de "servicios más convenientes y personalizados". Sin embargo, este porcentaje varía según el país. Mientras un 61% de los encuestados en la India dijo abiertamente que estaría dispuesto a ceder privacidad a cambio de mayor conveniencia, sólo un 36% de los alemanes opinó lo mismo. En México y Brasil (el estudio no incluye a la Argentina), ese porcentaje se acerca al 50 por ciento.

Pero a pesar de su preocupación por la privacidad, muy pocos usuarios actúan realmente en consecuencia. El 62% de los encuestados no cambia regularmente sus contraseñas, el 33% no personaliza las opciones de privacidad en las redes sociales y el 39% no usa password para bloquear sus equipos móviles. No obstante, la mayoría ha tenido malas experiencias: un 25% dice haber sufrido el hackeo de su cuenta de correo electrónico, el 18% perdió o le fue robado su teléfono móvil, y al 17% le hackearon su cuenta en las redes sociales.

Y aquí se da otra paradoja. Más de la mitad de los usuarios (60%) considera que el gobierno y las compañías proveedoras de Internet son las principales responsables de velar por la privacidad de los datos. Sin embargo, el nivel de confianza en la capacidad y ética de estas organizaciones es del 58 y 49 por ciento.

El encanto de lo efímero

Las redes sociales fugaces como Snapchat o el aplicativo Slingshot de Facebook, que permiten enviar mensajes e imágenes con fecha de caducidad, o que se autodestruyen después de ser vistos, tienen cada vez más adeptos. En el primer caso se trata de una red social para compartir imágenes y videos, que desaparecen luego de ser vistos. En el aplicativo de Facebook, el contenido también se autodestruye, pero para poder verlo el usuario tiene que mandarle una foto o un video a su interlocutor.

También la aplicación de mensajería instantánea WhatsApp tiene su competidor más discreto. Se trata de HushHushApp, un aplicativo para chatear sin revelar el número de teléfono o correo electrónico. Todos los mensajes y archivos enviados están cifrados y se puede definir contacto a contacto quién puede ver si estamos o no conectados, o si hemos leído o no el mensaje.

Al contrario de lo que suele pensarse, los más jóvenes son quienes más se ocupan de su privacidad online. Una encuesta del Instituto de Internet de la Universidad de Oxford entre 2000 usuarios británicos reveló que el promedio de edad de quienes nunca habían comprobado su configuración de privacidad en las redes sociales es bastante alto: 43 años. Por el contrario, la edad promedio de quienes sí lo hacían es de 26. En el extremo están los adolescentes: casi el 95% de los encuestados de 14 a 17 revisan lo que comparten con su vida social y con quién, y ajustan su configuración de privacidad según la ocasión.

Reputación online

"Información privada no es lo mismo que información secreta. Y de hecho las personas quieren compartir información, pero en un entorno controlado -destaca Lynch-. Cada persona tiene derecho a elegir con quién comparte qué información."
Un concepto nuevo, el de la reputación online, está cobrando cada vez más importancia para las personas. "Cada uno de nosotros crea su imagen digital, a través de opiniones en blogs, foros, tuits, fotos, videos y links que recomendamos. Otras personas pueden aportar sus comentarios, tagearnos en imágenes, y así contribuyen a moldear positiva o negativamente esta imagen", apunta Jacqueline Beauchere, responsable de Seguridad Online en Microsoft y vicepresidenta de la Alianza Nacional para la Ciberseguridad (NCSA).

"Periódicamente debemos revisar la configuración de seguridad y privacidad en nuestras redes sociales, y determinar quién puede ver nuestra información y agregar comentarios", recomienda la especialista. Es conveniente separar el perfil profesional del personal, y para esto hay redes sociales diferentes: Facebook y Flickr son más apropiadas para las cuestiones personales, y Linkedin para cuestiones profesionales y de negocios.

Contenido completo en fuente original La Nación

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3 comentarios:

  1. Estimados señores:

    Lamento profundamente que un sitio de referencia para nosotros por la calidad de sus contenidos y su actualización continua, haya recortado la nota exactamente en el lugar en que se menciona nuestra campaña de más de 5 años sobre seguridad en internet.

    Hubiera sido importante su apoyo. Estimo que algún tipo de criterio editorial lo ha impedido. Tal vez pensaron en algún interés comercial de nuestra parte, pero les aseguro que se hace en base a esfuerzos personales y cualquier mención comercial es a los fines de garantizar la gratuidad de nuestro trabajo de difusión.

    Atentamente,

    Enrique A. Quagliano
    www.privacidadeninternet.com

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    1. Hola Enrique,

      Por derechos, no podemos colocar la nota completa y por eso al pie dice "continuar leyendo en la nacion". Sin dudas el trabajo q hacen es excelente y te ofrezco poder publicar algo (no comercial) en el blog, en nuestro boletin y en Segu-Kids porque sin dudas podría ser mas que provechoso p/la sociedad sus comentarios.

      Cristian

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  2. Estimado Cristian:

    Muchas gracias por la respuesta, y por supuesto entiendo los motivos por vos expuestos. Gracias también por el ofrecimiento, que tendré muy en cuenta. Lo armo.

    Saludos,

    Enrique

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