6 dic 2013

El 75% de las denuncias de adolescentes en Facebook tienen que ver con fotos

Ni los adolescentes afrontan sus emociones en la red igual que los adultos ni todas las franjas de edad de la pubertad presentan los mismos patrones de comportamiento online. Son las conclusiones a las que ha llegado Facebook después de trabajar en equipo con investigadores de Yale y con chavales de esta edad para mejorar la inteligencia emocional de su plataforma. Un 93% de los que viven en EEUU, calcula la compañía,  posee una cuenta en su red social

Los responsables de esta investigación explicaron ayer en una conferencia que se emitió por streaming para todo el mundo que han estado probando sus nuevas herramientas de notificación de abusos y ciberacoso con grupos de adolescentes, uno de los cuales, Charlie, compareció ante la prensa para explicar su experiencia, role play incluido.

Las herramientas mencionadas pretenden actuar como una especie de guía o apoyo que oriente a los adolescentes (aunque también a sus padres y educadores) cuando se sienten ofendidos, tristes o amenazados por alguna publicación o por alguno de sus contactos, o cuando ellos mismos son responsables de ella.

Las fotos y la reputación, lo que más importa
Durante el proceso de prueba, los investigadores han detectado varias tendencias interesantes. Una, que el 75% de los contenidos denunciados por los chavales con los que han trabajado han sido fotos, mientras que el 25% eran otro tipo de posts y publicaciones en el muro. Durante la rueda de prensa, el equipo de Facebook ha reconocido que el 20% de sus usuarios han pedido alguna vez desetiquetarse en alguna foto, una cifra que la compañía considera “pequeña”, pero en la que cree que debe trabajar. Las denuncias por fotos tienen que ver con la percepción de nuestra propia reputación, piensan en Facebook, mientras que las de posts suelen significar que alguien quiere hacer daño al denunciante o que éste así lo percibe.

Las nuevas herramientas que se han probado con estos menores no solo permiten denunciar el contenido que nos ofende, sino que además nos interrogan sobre cómo nos hace sentir –avergonzado, triste, asustado- y con qué intensidad, pues no es lo mismo estar un poco avergonzado que muy avergonzado, piensan en Facebook. Uno de los investigadores, Mark Bracket, explicó que, cuando se trabaja en inteligencia emocional con los adolescentes, es muy importante tomar en su justa medida sus emociones.

Después de evaluar las emociones de los adolescentes, dichas herramientas les invitaban a emprender algún tipo de acción respecto al contenido o la persona que les ha molestado. Facebook ofrece la opción de escribir directamente al responsable del contenido o de escribir, en cambio, a una tercera persona en la que se tenga confianza, y permite, también, elegir entre utilizar una plantilla para el mensaje o crearlo desde cero. Según los datos recogidos por este estudio, el 75% de los adolescentes utilizó estos mensajes ‘prefabricados’, lo cual demuestra, para Bracket, que muchas veces estos chavales “no saben bien qué decir” en estas situaciones y necesitan ayuda.

El 25% restante de adolescentes que reportaron un contenido dañino escribió su propio mensaje, y la mayoría de ellos se dirigió, directamente, a la persona que les molestó. En el caso de estos usuarios, un 37% decidió retirar el contenido ofensivo.

Otra de las tendencias llamativas detectadas en este experimento es que las chicas han sido tanto las más denunciadas como las que más han denunciado, y que, por otro lado, a sus compañeros del sexo opuesto les cuesta más especificar cómo les hace sentir un contenido molesto.

El mayor porcentaje de denuncias (alrededor de un 39%) se ha producido por publicaciones que los chavales han considerado crueles. Le sigue, con en torno a un 21%, la publicación de rumores falsos, así como las denuncias a usuarios que “no dejan en paz” (16%) y las amenazas directas (11%).

Otro de los fenómenos que los investigadores y el equipo de Facebook han detectado es que no todas las franjas de edad de la adolescencia muestran los mismos patrones de conducta. De hecho, existen diferencias pequeñas pero significativas entre los contenidos ofensivos de los adolescentes más niños y los de los más adultos, así como entre las reacciones de ambos grupos. Ésa será, ha explicado Bracket, la siguiente etapa de trabajo.

Fuente: TicBeat

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